El hombre de las hojas del árbol
Éste hombre de las hojas del árbol fue el primero y único en atreverse a recoger tales hojas, era considerado un loco en la ciudad por querer volar, y por querer trenzar tales hojas. El siempre estaba serio con su teñida negra.
Ese día el reflejo de la luz del sol en aquellas hojas tan verdes, hicieron que en sus ojos se viera un destello más brillante que de costumbre, la gente paro a mirar tan hermosos ojos resplandecientes y ahí comprendieron que las vestimentas negras del hombre de las hojas del árbol eran para ocultar tal belleza. Ahí comprendieron la nobleza del hombre de las hojas del árbol porque el quería que la gente tuviera la lucidez para creer en lo imposible más allá de la belleza, simplemente pensando un poco más.
El hombre de las hojas del árbol caminó ante la multitud horrorizada que miraba como él iba a osar quitar las verdes hojas del suelo, caminó sin temor, caminó como si hubiera esperado toda su vida por ese momento, caminó seguro de que ese día muchas mentes tendrían fe. Sí, es increíble que algo como la mente sienta algo que el corazón siente, como la fe; pero era tanta la convicción que tenía el hombre de las hojas del árbol de que ese instante en que recogería la primera hoja sería un evento monumental, que sabía que hasta las mentes encenderían la llama de la fe que generalmente la tiene el corazón.
El hombre de las hojas del árbol recogió las hojas y se marchó a casa, nadie le dijo una palabra, pero todos lo miraban hacia arriba ahora. Ya había pasado la época en que el hombre se identificaba con el negro, ahora vendría el momento en que el hombre simbolizaría el verde de la vida.
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