21 mar 2010

Desde ayer en la noche la vida me ha obligado a pensar mucho, gracias a todo el miedo que sentí ayer, lo que hoy se refleja en mis ojeras bastante aumentadas con respecto a la costumbre, que se refleja en mis pies que ahora miro blancos, los que me doy cuenta que hace bastante tiempo no mantenía con las uñas sin pintar, lo que se refleja en estas ganas locas de no pensar que me ha invadido y me ha dejado todo el día viendo películas, sin intención de hacer nada más que enganchar mi mente en lo que se emitía desde la televisión, en silencio.
Desde ayer en la noche comprendí lo que es sufrir por un amor noble, cosa que no hacía hace bastante tiempo antes de embarcarme en aquella historia que me cambió la vida con todo el corazón lleno de esperanzas, con planes y sueños que hoy tengo nuevamente y que nunca pensé que tendría. O que nunca pensé que tendría en mucho tiempo.
A veces me pregunto si he aprendido lo suficiente con respecto a lo vivido, y la verdad es que no lo sé, me doy cuenta de que sigo siendo la misma, que he podido reponer mis capacidades, cualidades y defectos, tal cual. He sido obligada a tomar decisiones que no he buscado pero sí he luchado por ellas una vez que veo que están ahí, que Dios las puso en mi camino para que sea feliz.
He podido sufrir por amor, por miedo a perder oportunidades, eso es lo que ha querido la vida para mi. Antes quiso que sufriera por injusticias, antes quiso que fuera lo suficientemente encantadora para cambiarle la vida a alguien y que ese alguien conociera lo que es el amor verdadero, aunque lo perdiera. Que pudiera saber lo que es tener a alguien que realmente le entregara todo para que se diera cuenta de que pasa cuando se destruye. Para que por una vez en su vida tuviera que pagar en carne propia las consecuencias de lo que es hacer las cosas mal, sin que nadie se pusiera en el camino del castigo ante el.
Una vez vi en una película que lo único que nadie puede quitarnos es la música, que siempre nos quedará en las mentes, ofreciéndonos libertad, amor, desamor, justicia e injusticia, sin que nadie pudiera hacer nada para quitárnoslo; a esa frase agregaría que hay algo que nadie nos puede quitar o evitar sentir, y esos son los sentimientos. Lo mismo que ahora tiene mi vista bien iluminada y mis ojeras bien marcadas. Lo mismo que me hace llorar mucho y sonreír mucho.
Ahora veo mis planes, los cuales están hasta la mitad definidos y realmente me doy cuenta de que la vida me impone cosas y yo estoy rendida a ella. La verdad es que por mucho que oiga que soy buena persona y todo eso, me doy cuenta de que no soy nada, apenas estoy acá para vivir y vivir y llorar en las noches y hacer cosas, y seguir mis pasiones y creer en ellas, creer en la gente, creer en el amor, creer en lo que siento, oír letras de canciones y sentirme identificada por ellas y eso. Sólo puedo sentir. Y Me doy cuenta de que me falta mucho por sentir. La verdad es que no se tampoco si me falta mucho por sentir, pero agradezco todo esto que siento, y que no me queda otra la verdad.

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