15 mar 2010

Lo que yo quería

Miles de veces pensé en este momento, cuando todo terminó.
Pensé que sería muy feliz y quizás recordaría con pena todo lo que he vivido, porque no me correspondía a esa edad, o porque nunca nadie a ninguna edad tiene que vivirlo. Pensé que estaría de mi misma por lograr poner mi vida en pié nuevamente.
Miles de veces cambié de rumbo y cambié de plan de vida, lo que si supe siempre era que cambiaría el mundo, y que sería feliz, hay cosas que siento ahora que nunca pensé que pudiera sentir nunca, ni cuando estaba enamorada, ni cuando dije que realmente no iba a dejarme llevar por nada, ni cuando dije que sería frívola. Nunca pensé sentir algo así y lo siento. Siento miedo de que termine, siento miedo de que esta suerte que he tenido en este ámbito se esfume y quedarme con el corazón roto, pero la verdad es que aunque así fuera, lo que he aprendido, que realmente no controlo nada en mi vida, nada de lo que pueda pensar que me maravillaría es todo lo que podré sentir; así que seguiría mi vida con el corazón roto, pero adelante y sin riesgos.
Todo este tiempo me di cuenta de lo que soy y de lo que no soy.
Me di cuenta de lo fría que puedo llegar a ser, de lo mala que puedo llegar a ser, de lo buena que soy y de mis fuerzas reales para enfrentar al mundo.
Me di cuenta también de que no se saca nada con hablar y hablar y quejarse mientras no se haga nada o se tome una actitud real para enfrentar los problemas sociales que nos complican.
Es tan fácil dárselas de comunitario y quejarse y quejarse de las cosas con la mayor autoridad del mundo cuando uno mismo se niega a reconocer que es parte del problema.
Es verdad todo esto de que la unión hace la fuerza, pero hay gente que aún no se da cuenta de esto. Eso me molesta en demasía, pero bueno, si me pongo a achacarme con la amargura de los demás tampoco avanzo.
En fin, me di cuenta sobre todo de que puedo pedir ser feliz, tal como Ana en mi historia y libro favorito, puedo pedirlo todo porque tengo derecho. Suena super cursi, pero no tengo miedo de pedir la felicidad porque sé que la merezco.
Hoy miro atrás y me doy cuenta de que realmente estoy de pié, repuesta y llena de vida para seguir adelante, lo que viví me dio un poco de todo, y aprendí mucho, pero yo lo quiero todo. No quiero sólo un poco.
Me gusta estar así, sin miedo y con fé.
Me siento orgullosa de mi misma y agradezco mucho a la gente que ha estado a mi alrededor, aportando cosas, enseñanzas, cariño, y sabiduría a mi vida, y por sobre todo agradezco a Dios.
Tengo tanto que retribuir que siento que nunca terminaré de pagarlo.

Por cierto, lean el libro es totalmente recomendable y por lo menos a mi, me enseñó mucho.




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