1 ago 2010

El fuego en la chimenea

Lo primero que aprendemos sobre el fuego de niños es que no debemos jugar con él. El fuego puede quemar. El que juega con fuego, se quema.
Luego después del paso del tiempo, aprendemos que el fuego puede usarse de maneras muy diferentes, y que éste sirve para estar tibios, para crear cosas deliciosas que nos pueden satisfacer, y de hecho ya después el fuego hasta se relaciona con las cosas placenteras de la vida, con eso de la pasión, de las parejas, ya saben a qué me refiero.
Pero hay un fuego, un fuego que me encanta. El fuego que nos hace sufrir para encenderlo, el fuego que sabemos que nos costará un mundo mantenerlo encendido por mucho tiempo, el fuego por el que intentamos diferentes técnicas para mantenerlo encendido... el fuego lento que nos hace sentirnos tibios y nos llama a estar a su alrededor, a pesar de que hayamos tenido sentimientos de odio en su contra, cuando está encendido, nos llama a estar con él. Ese es el fuego de la chimenea.
Personalmente el fuego de la chimenea me costó entenderlo, yo pensaba que los fuegos de chimeneas tenían que estar siempre muy encendidos, era impaciente por tenerlo ardiendo todo el tiempo, es que me encanta mirarlo, me encanta la verdad, me encanta ver como está ahí hipnotizando a su espectador, con sus tonos anaranjados y amarillos, brillantes y apagados... el fuego que se mueve rápidamente, el fuego que se ondula con gracia.
Además que tenemos que saber que el fuego es un elemento, es decir, es algo fundamental!
Siempre he envidiado el fuego.
Después del tiempo pude entender que el fuego es engañoso y convierte el carbón en oro en un proceso casi invisible, la trasmutación sólo es vista por el ojo del alquimista y eso no lo tiene cualquiera. El fuego entonces pasa a ser cómplice de la persona que sabe que él no tiene que estar visible siempre para estar haciendo su trabajo... después de mucho tiempo, puedo disfrutar el secreto que ofrece el fuego, como el que tengo ahora ante mis ojos, el cual puedo mirar mucho tiempo y puedo entretenerme buscando donde está naciendo, donde está muriendo y como puede encender el madero más grande, lentamente... sólo hay que tener paciencia.


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