15 ago 2010

La princesa (¿?) perdida

Sentada frente a una chimenea, ella estaba triste. Tenía unas ganas de llorar bastante contenidas. Muy pocas veces se había dado el derecho de sufrir por ella misma, siempre había algo más importante para sacar adelante, o simplemente no le había gustado durar mucho tiempo triste. La verdad es que sufría por no encontrar al príncipe prometido, sufría por ver como su corazón era destrozado vez tras vez, con diferentes motivos, sufría por querer mantener la fé en que los milagros sí pasan, nunca estaba conforme, es que ella sufría porque al parecer tenía la vista defectuosa y ser crédula, pero se suponía que esa era la gracia, tener fé. Esa tarde ella recordó todas las veces en que había amado.
La primera vez en que ella había amado, las cosas simplemente no se dieron, el príncipe definitivamente no la correspondía, y sufrió por muchos años, pero un día sanó.
La segunda vez, ella pensaba que le había ido un poco mejor, porque sí había sido correspondida, había sufrido mucho, la princesa se puso una armadura y partió a ser feliz, pero todo cambió y terminó atrapada en una torre, sólo mirando a quien decía amarla y en todas las veces que la dejo atrás para ir por sus propios intereses... sin pensar en que la princesa sólo quería amarlo y sin complicarse, y sólo juzgándola por los millones de errores que ella tenía... y si no los tenía, él se encargaba de crearselos. Ella había soñado con un árbol en el patio, pero no a ser amarrada a él. Aunque un día ella se dio cuenta de que las cuerdas que la ataban a ese árbol día a día iban desgastándose, y un día ella podría correr de ese árbol que ella misma había sembrado, así fue y ella nunca miro atrás.
La tercera vez, fue entre mezclada con la segunda, ella mientras estaba amarrada al árbol, pudo ver un ave que volaba cerca de ella, y en tal árbol, había hecho una especie de casa, como los cabellos de la princesa estaban enlazados con las ramas del árbol, ese nido de tal ave empezó poco a poco a ser parte de su cuerpo, de su mente, de sus ojos, y finalmente de su corazón. El ave un día migró, quien sabe cuál era el destino que iba a tener, quien sabe que realmente quería, quien sabe si quería realmente construir el nido en el árbol de la princesa o si lo hizo bajo una especie de hechizo de alguna bruja.. el tema era que con cada pedazo de maderita que iba acomodando para hacer su nido, iba rasguñando más y más el corazón de la princesa, y lo hizo finalmente sangrar mucho, ella sentía cosquillas al principio, pero al comprender de que el ave había hecho ese nido nunca pretendiendo estar ahí para siempre, puro ver con más claridad que su corazón estaba realmente herido, y la herida dolía y aunque ella no quisiera y hiciera todo para poder olvidar que ese nido seguía ahí, no podía hacerlo, siempre la herida estaría porque siempre el nido iba a estar ahí. O al menos eso creía.
La princesa el día en que pudo liberarse de las cuerdas que la amarraban al árbol, se llevó lo necesario, le costó diferenciar que era parte de su cuerpo y vestido, y que era del árbol original, y la verdad no le importó, arrancó las raíces que pudo y se fue y siguió avanzando, estuvo un tiempo tambaleando, estuvo dándose cuenta de que no era tan princesa como ella pensaba, de que no sabía en qué momento se había vuelto una esclava del mundo y de que en el mundo no habían príncipes sino lobos buscando carne fresca, y que ella por mucho que llevara un vestido hermoso, no era más que un pedazo de carne. Debido a todo eso que había pasado, la princesa había decidido preocuparse de plantar un nuevo jardín con las flores más lindas para ella poder adornar su vestido con ellas, poder poner flores en su pelo y ser feliz con los colores que las flores iban a dar, estaba así, sentía que sus pies y manos aún ardían por estar tanto tiempo amarradas, y sentía que el nido del ave aún seguía ahí, pero decidió enterrar esos dolores con cada semilla, para que durante su transformación de semilla a raíz, tomaran las fuerzas de los sentimientos que había tenido, y las transformara en abono para crecer más coloridas aún... En eso estaba hasta que un día apareció un caballo con un príncipe. Ella lo había visto cabalgar cerca otras veces, pero nunca se había detenido a mirarlo, además, el siempre estaba muy ocupado siendo feliz con otra doncella a la que siempre tenía que salvar. La princesa desde el día en que lo conoció había sentido mucha admiración por la fuerza que tenía el príncipe, el de hecho se había metido en el corazón de la princesa de una forma muy particular, no lo veía como su propio príncipe, él ya tenía a una doncella que salvar, y ese era otro cuento que ya estaba terminado, pero le tenía bastante cariño. Un día al ver el jardín florecido el príncipe, se acercó a la princesa y le preguntó la fórmula que había usado para hacer que las flores fueran tan coloridas, ella se quedó conversando con él contándole sus secretos de jardinería y él contándole acerca de sus andanzas y pretensiones... ambos abrieron sus corazones muy rápidamente y adivinen que pasó... resulta que la princesa se enamoró del príncipe. Sin darse cuenta ambos se prometieron amor eterno... sin importar las condiciones, las decisiones, sin importar nada... el príncipe luego de eso tuvo que ir a salvar a su doncella en apuros. La princesa se quedó ese día mirando las flores para evitar pensar en que ésta vez también sufriría mucho.
La princesa estaba esa tarde mirando la chimenea y se preguntaba si sería feliz con algún príncipe... a ratos el nido del ave la hacía sangrar un poquito y la hacía preguntarse si esa ave alguna vez pensaría en volver, aunque ya lo dudaba... había pasado mucho tiempo y muchas historias, y a ratos miraba sus pies y muñecas y veía las marcas que las amarras le habían causado... ella había dado todo por amar, y seguía sola... miraba sus flores y se tranquilizaba... le gustaban mucho los colores...
La princesa había pensado que su vida era para dedicarla al amor, pero se había dado cuenta de que sus dotes de jardinería eran mayores... quizás ella no era una princesa. Porque ella aunque no fuera una princesa, no podía concebir que los príncipes no existieran, ella sabía que más de alguna historia linda de amor con príncipes y princesas tenía que haber.-

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