Lo que más le gustaba de él era que podía volar. El siempre había pensado en que mientras le fuera posible volar, no intentaría hacer otra cosa.
Parte I
Parte II
Parte III
Parte IV
Cada hoja brillante del árbol verde iba trenzada con un cuidado que sólo una madre tiene con su recién nacido. El hombre de las vestimentas oscuras que había tomado las hojas del árbol tejía con cuidado lo que sería su globo, el hombre tenía los sueños puestos en ese globo.
Parte V
Parte VI
Tenía un globo de un sólo color: verde. Creía que no se podía faltar el respeto al cielo poniendo negro en sus nubes, no era justo, entre tantos colores tan brillantes, el negro o alguno de sus matices en él era sólo aceptable cuando una gran tormenta venía, y así y todo, entre toda la niebla espesa color gris, salía a la luz un llamativo azul que venía a impactar y a decir a todos que el importante cielo estaba limpiándose.
De igual forma subirse a un globo verde le costaba bastante, porque era amante del color irrespetuoso; siempre se vestía de negro, siempre sus accesorios eran negros, su casa era oscura y solamente no la pintaba negra porque tenía problemas a la vista y en la noche no vería nada, sobre todo el libro imprudente que tenía guardado en su velador y que leía noche tras noche para poder dormir, pero esa es otra historia.
La historia que nos convoca hoy se divide en partes, se las contaré detalladamente porque es muy importante saber episodio tras episodio. La historia de éste hombre que quiso volar en globo es la historia con más amor del mundo, la historia que demuestra que aunque hayan personas que parecieran se esconden en la oscuridad, siempre quieren volar hasta el cielo y conquistarlo, siempre quieren tocar las nubes y poder ser parte del tan majestuoso cielo que nos cubre y nos descubre bajo la luz del Sol. Y lo más importante, todas las personas tienen dentro de sí un poquito de ese amor escandaloso que es tan "inmaduro" sentir, quizás hasta protejan esa gota de humanidad que tienen disfrazándola de irreal, quizás sean unos traidores que dicen ser "terrenales" pero que en secreto abrazan tan ínfima esencia para pedirle perdón por ser cobardes. Cabe decir que ese amor supera todo, es el caballero incansable que guerra tras guerra, sigue yendo a rescatar a su reino con la mayor fé que se puede tener.
Parte I
El Majestuoso árbol
Aquel árbol era el más imprudente en presencia que podría existir, cuando lo ví en una foto pensé en que los otros árboles debían tenerle envidia, de hecho creo muy firmemente que es así.
Mi tatarabuela tenía 5 años cuando lo plantó, ella era muy amante de la naturaleza, lo plantó pretendiendo que en el nacimiento de mi bisabuela pudiera hacerle una habitación en él. Sí, mi tatarabuela siempre estuvo segura de que tendría una hija, tenía cierto don de predicción difícil de explicar.
El árbol a los 10 años de mi bisabuela estaba muy alto, con un tronco muy firme. Cuando ya ella cumplió 11 años, la casa entera estaba armada arriba del árbol, era magnífica, y el árbol según ella parecía feliz de hospedar a tan amada familia.
Pasaron muchos años hasta que llegó una nube negra sobre los campos, esa nube no era una nube anunciando que venía día de lavado del cielo, era una nube con un humo que traspasaba las casas y ahogaba a las personas. Un día apareció una monumental máquina con una enorme cierra que cortó el árbol. Las hojas cayeron al suelo desvanecidas y nadie quiso quitarlas de ahí porque seguían verdes; era un embrujo que hicieron todas las generaciones de mujeres de mi familia para que cuando las personas que trajeron el humo se hicieran viejas y estuvieran arrepentidas, vieran lo que habían derrumbado, y se atormentaran eternamente.
Luego de muchos años un hombre recogió las hojas de ese suelo, y empezó a entrelazarlas para hacer algo que llegara al cielo nuevamente, de donde había venido, y así a la vez el pudiera volar.
Luego de muchos años un hombre recogió las hojas de ese suelo, y empezó a entrelazarlas para hacer algo que llegara al cielo nuevamente, de donde había venido, y así a la vez el pudiera volar.
Parte II
El hombre de las hojas del árbol
Éste hombre de las hojas del árbol fue el primero y único en atreverse a recoger tales hojas, era considerado un loco en la ciudad por querer volar, y por querer trenzar tales hojas. El siempre estaba serio con su teñida negra.
Ese día el reflejo de la luz del sol en aquellas hojas tan verdes, hicieron que en sus ojos se viera un destello más brillante que de costumbre, la gente paro a mirar tan hermosos ojos resplandecientes y ahí comprendieron que las vestimentas negras del hombre de las hojas del árbol eran para ocultar tal belleza. Ahí comprendieron la nobleza del hombre de las hojas del árbol porque el quería que la gente tuviera la lucidez para creer en lo imposible más allá de la belleza, simplemente pensando un poco más.
El hombre de las hojas del árbol caminó ante la multitud horrorizada que miraba como él iba a osar quitar las verdes hojas del suelo, caminó sin temor, caminó como si hubiera esperado toda su vida por ese momento, caminó seguro de que ese día muchas mentes tendrían fe. Sí, es increíble que algo como la mente sienta algo que el corazón siente, como la fe; pero era tanta la convicción que tenía el hombre de las hojas del árbol de que ese instante en que recogería la primera hoja sería un evento monumental, que sabía que hasta las mentes encenderían la llama de la fe que generalmente la tiene el corazón.
El hombre de las hojas del árbol recogió las hojas y se marchó a casa, nadie le dijo una palabra, pero todos lo miraban hacia arriba ahora. Ya había pasado la época en que el hombre se identificaba con el negro, ahora vendría el momento en que el hombre simbolizaría el verde de la vida.
Parte III
La máquina del humo negro
Una noche en su taller, el científico loco pudo hacer funcionar la máquina del humo negro.
La máquina siempre había querido tirar humos de colores diferentes, pero ese día en que botó el árbol, perdió con él su alma. Iba avanzando lentamente hacia su mira, el científico loco que quería secar el árbol iba riendo a carcajadas, la máquina del humo negro iba sollozando... iba triste...
Parte IV
Tejiendo sueños
Hoja por hoja... iba tejiendo, iba recordando el inicio de su vida, iba tejiendo, la primera vez que alguien miro sus ojos centelleantes y vio el brillo sin que el tuviera que mostrarlo, iba tejiendo, la mano de su madre cuando le contaba historias sobre volar, iba tejiendo... iba murmurando una canción de cuna... se empezó a sentir relajado... el globo estaba casi listo... ahora el podría volar.
Parte V
La vida
Querido hijo, creo que en unas horas más vas a nacer. Te siento dentro mío con ganas de salir al mundo, yo estoy asustada, quiero ser buena para ti.
Alguien me dijo una vez que si pedía un deseo mientras tu nacías se iba a cumplir, yo voy a pedir que puedas volar. Mientras esté gritando tu nombre para que salgas al mundo, prometo gritar el deseo, para que podamos vernos cuando subas volando al cielo y te encuentres conmigo. Te amo hijo. A través de mi vientre siento tu mano pegada a la mía. Estoy contigo. Antes de que nos separemos hijo, quiero contarte la historia una vez más: "El árbol era realmente verde, una mujer hechizera lo plantó, el árbol creció hasta el cielo, porque siempre quiso estar en el cielo. Recuerda hijo que hay veces en que la historia tiene que torcerse un poco, hay veces en que pareciera que está todo derrumbado, pero no es así,las cosas al final llegarán donde les corresponda, y por mucho que este árbol, el árbol que plantó tu tataratataraabuela, parezca hasta rendido en el suelo, recuerda hijo que su lugar siempre será el cielo."
Hijo, ya vienes, recuerda que estaremos juntos, yo te veré crecer, y nos veremos en el cielo.
Parte VI
El despegue
Cuando el hombre de las hojas del árbol despertó, vio ante sí un globo listo para despegar.
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