17 may 2011

La luz saliente del pecho de la mujer


Mujer ante la salida del sol - Friedrich  

Por Marcela Alarcón y Camila Carrillo

 ¿Cómo saber que la obra que presenciamos es sublime?, ambas autoras de este informe al ver "Mujer ante la salida del sol" de Friedrich no sabemos si realmente podemos tener la certeza y la altura de mira para poder saber si nuestra obra elegida, por mucho que nos guste, cabe en el olimpo de las obras, en ese sector que creemos nadie está seguro al momento de categorizar una obra para pasar al V.I.P. (¿o V.I.O.?). A través de este informe analizaremos a través de los criterios brindados en el texto de Pseudo-longino, qué características podemos encontrar en nuestra obra elegida, tanto para intentar encasillarla en nuestra percepción de lo sublime, como para comprobar si es que no cae en el mundo del pathos que presenta el autor.
   El primer criterio a analizar que tenemos son los colores presentes en la obra: en el centro de la imagen aparecen colores más bien oscuros, un azul marino ensombrecido, un amarillo también ensombrecido, y poco a poco el verde inunda la obra en su cuarto de mitad inferior y por la parte superior un anaranjado y amarillo en diferentes tonalidades pero no con ensombrecimiento como la parte inferior. Esta separación y uso del luz-sombra nos parece una forma de destacar la parte superior de la obra: los rayos de sol. En cuanto a la lectura de los colores narrados hasta ahora podemos comentar que los colores cálidos (amarillo de los rayos de sol, el marrón de la parte inferior de la obra), representan en esta obra la sensación de alegría y confianza, además de darle ese toque de la divinidad tocando a la mujer en el caso del cielo saliente del pecho de la mujer presente. Por el otro lado tenemos colores fríos como el azul presente en el vestido de la dama y el verde oscuro que inunda el suelo de la obra; los cuales representarían para nosotras un sentimiento de tranquilidad y profundidad.
   Pasando al siguiente criterio, quisimos recalcar en esta obra la relación entre humano-naturaleza presente, la cual es claramente la temática del cuadro. En esta obra podemos ver a la fémina atónita ante la puesta de sol con los brazos extendidos y las manos en postura de recibimiento, con los dedos pliegados como si estuviera tocando lo que le entrega la vista que presencia. Además de eso, podemos analizar que la mujer está de pie en un monte pequeño que no cuenta con la presencia del césped como en el resto de la obra, por lo que se puede entender que la mujer quiere tener bajo sus pies lo que mira con tanta admiración, la naturaleza verde y segura. En un último lugar se puede leer lo que tenemos como título de este análisis, la luz del sol, la cual además de verse que la mujer mira hacia ella, los rayos se desprenden a la altura del pecho de la mujer o el corazón, lo que puede leerse también como una conmoción tal de la mujer ante el paisaje que hace que su seno se ilumine.
   El último aspecto que quisimos tocar, es el aspecto de lo sublime para las autoras del presente informe, a lo cual luego de estar en desacuerdo con Pseudo-Longino podemos decir que va más allá de lo normativo de la obra, aunque claro está que tenemos presente que ningún trazo o matiz de color presente en la obra es sin causa o sin intencionalidad de Friedrich, el autor de ésta. Lo primero que nosotras tenemos en común al concientizarnos es que la presencia femenina nos marca ya que ambas somos mujeres, además la postura de rendición de ella nos embarca a ser como ella, que se paraliza ante la naturaleza que la rodea y además tenemos un factor a nuestro favor: el hecho de que la mujer esté de espaldas a nosotras, las espectadoras, nos permite el enigma de su rostro, para rellenar ese espacio con lo que nosotras expresaríamos, con nuestras percepciones, lo que también consideramos una clara técnica de inclusión del espectador a la obra.
   Como conclusión, según nuestra primitiva perspectiva ante el análisis de obras, nos arriesgamos a decir que para nosotras, debido a la sensación que nos causa, sí categorizamos esta obra como sublime; de hecho al estar en desacuerdo con la idea de que lo sublime puede ser normado, podemos tomar con mayor seguridad nuestra postura, ya que no somos dueñas de cambiar lo que la representación artística nos produce, y finalmente, lo que podemos decir es que sí podemos expresarlo a través de informes como este y no hacer más que entregarnos a la obra tal como la dama presente en ella.-

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