Desde la antigua Grecia se ha leído que la presencia femenina ha sido secundaria, siempre a la sombra de los héroes quienes se encargaban de hacer cumplir sus deseos por cualidades humanas como la cólera, que a su vez era compartida por los dioses. Esa al menos es la lectura que se le ha dado comúnmente, sin embargo, a través de éstas líneas, quisiera compartir mi punto de vista de lo que pasa en el oikós, el hogar en su dominio y lugar de reclusión[1], ya que a través de las lecturas de “La Orestíada” de Esquilo, “Medea” de Eurípides y “Edipo Rey” de Sófocles, pude entrever un conflicto más engañoso que el terrenal de los héroes por que el uso de la espada en vez de solucionar los problemas, vuelve todo una tragedia interna por parte de éstas mujeres.
A través de este estudio, tomaré las figuras de Yocasta, Medea y Clitemnestra como fieras que en mayor o menor medida; teniendo por primer ejemplo a una Yocasta silenciosa y poco mencionada personaje en comparación con los otros discursos presentes, o a una Medea quien desgarra la obra con un dragón cual figura de diablo (desde el pensamiento occidental claro) riéndose de la desgracia de su esposo, o también a una madre vengadora y vengada como lo es Clitemnestra, la cual padece por unos hijos quienes no comprenden la cólera que la llevo a acriminarse contra Agamenón, su marido y padre de los vengadores; hicieron que se desencadenase toda la tragedia en las tragedias.
1. La silenciosa Yocasta.
Esta madre y esposa, quien a través de la obra resuena como una voz prudente, confiable y pacificadora del dramático y exagerado Edipo, cambia lo suficiente como para suicidarse en el momento de la verdad ser develada, porque en el momento en que Edipo empieza a descubrir su angustioso destino, ella cumple a cabalidad la premisa femenina “callar el secreto hasta la tumba[2]”. Y de hecho, a pesar de dejar entrever en su desesperación la verdad por perder la cordura, nunca lo dice propiamente tal, y antes de vivir un segundo del luto declarado y desesperación de su hijo y esposo, se suicida.
La figura de Yocasta como madre en la obra de Sófocles, me dejo la sensación de que todos los esfuerzos que deben hacer las mujeres por reglas de su género, siendo por ejemplo botín del hombre que conquista su tierra y quedando a su disposición, aunque en esta obra Edipo llega al mando de Tebas luego de salvarla de la temida y poderosa Esfinge, muchas veces son extremas, y ellas por la prosperidad de su pueblo, porque es otra de sus responsabilidades al quedarse solas por ausencia de Rey, deben acallar y adaptarse.
Desde la mirada crítica de la época hacia las mujeres, y desde la mirada occidental cargada de cierto morbo que nos hace seguir mirando la escena en general como patética, es obvio que Yocasta queda expuesta por ser la culpable de no declarar la verdad a Edipo y aún más tener hijos con él, pero si miramos más allá, las mujeres estaban sometidas a grandes reglas y muy poca libertad, y además está el papel del destino que para la época siempre ha marcado y ha hecho lo que ha querido con nuestros queridos personajes de las batallas de la vida o contra enemigos.
Como conclusión respecto a esta primera figura puedo decir que a pesar de ser obvio el desequilibrio mental que padece por acallar, ella no está sometida tan sólo a su marido y a su destino, sino que a muchas reglas sociales que cumplir, incluso teniendo que cumplir el opacamiento que generalmente se le hace a las presencias femeninas en las obras.
2. La injusticiada Clitemnestra
La historia de ésta mujer ha sido la más complicada para mi lectura, debido a que por el pasar de la actitud enamorada que mostró inicialmente pasando a ser la asesina vengadora de su sacrificada hija virgen, me costó aceptarla por la gran carga sentimental que había tenido hacia Agamenón a su llegar triunfante. Esto sucede porque inicialmente me pareció muy de amor cortés la petición de encender hogueras de manera continua en una gran cadena para avisarle a nuestra heroína que la victoria había llegado. Al pasar este episodio, ya me había enamorado como lectora de Clitemnestra, y aún más le creí cuando pidió a Agamenón que pasase por el suelo cubierto de telas púrpuras, por el hecho de siempre aumentar el orgullo de su esposo por la victoria que a costo de mucha sangre y muchos años lejos de casa logró.
Personalmente, la venganza contra su esposo por sacrificar a su hija virgen me parece justa, porque es sabido que las mujeres al volverse madres dan todo por sus hijos, y no hay nada más importante que ellos. Al pasar las líneas de esta historia, se le presenta de un modo maldito, y como la técnica de Esquilo me hizo una vez más sentir que realmente era injusto que Agamenón muriese, pude compartir el odio de Orestes y Electra hacia ella, pero una vez reflexionando y dejando de lado el hechizo que el autor hizo sobre todos sus lectores para dejar a esta mujer mal, pude comprender que las mujeres deben rebelarse por sus fines, que son justos, y mucha gente comparte que el fin justifica los medios, por tanto, ¿Qué diferencia a nuestra heroína de otros al pensar en esta premisa?
3. La loca Medea.
Esta es la madre que me parece más escandalosa de esta trilogía. Su ira es desmedida, su maldad y frialdad para generar sus planes la hace más estrategia que incluso muchos héroes de los retratados por Homero u otros… Quizás podría decir que una mujer guerrera, en figura terrenal, habría ganado muchas más batallas que todos los hombres que se van a luchar por la gloria, y además podrían haberlo hecho, tal como Helena tejía la guerra con su rucca, desde la comodidad de sus hogares.
Medea es la figura de las mujeres cuando estamos dolidas lo suficiente para mentir y hacer creer al otro lo que nosotras queramos, las llamadas arpías, que hábilmente a pesar de su falta de cordura pueden lograr muertes múltiples. Al recordar a Medea yéndose con su dragón alado, imagino que se reía tal como las brujas en las películas, de una manera insana y malvada, y me hace sentirme feliz de ser mujer y poder ser retratada de esa manera a pesar de ser culpable y maliciosa.
Lo que me cuestiono de Medea, claro que con una mirada conservadora, es justamente su papel de madre, porque la necesidad de quitarle la vida a sus críos aún no la comprendo del todo. Sin embargo, desde la mirada contemporánea de la mujer, ¿por qué una mujer no puede rehacer su vida librándose de sus hijos tal cual lo hace un hombre?
Yo sé que esa pregunta es bastante aterrorizadora, pero siendo sincera creo que si el hombre puede despegarse de sus hijos de manera fácil, la mujer puede hacer lo mismo. Quizás Medea como personaje de una tragedia, tuvo que tomar tal determinación por el mismo hecho de ser personaje de una tragedia, y no porque en una posible realidad, tuviera que hacerlo. Después de todo el autor debe hacer lo que se le encomienda, una tragedia.
Al realizar los análisis de estos personajes, primero me pregunté si sería adecuado realizarlo con estas preguntas o pensamientos que pueden sonar muy fuertes, pero creo que la gracia es declarar lo indeclarable, lo que la mente se cuestiona al ir leyendo las páginas o las imágenes que nos presenta la vida en sí. Quizás estas mujeres pasaron por el mismo proceso al tomar las decisiones que tomaron, quizás también pensaron que era hora de mostrar las garras femeninas. No puedo declarar tal premisa con certeza, pero como mujer, estudiante de humanidades y presentadora de este informe, me sucedió lo mismo, por ello creo que pudo haber sido así.-
[1] 2000, LIMES, Rodríguez Adrados Francisco, “Las mujeres en Homero” (Pág. 13)
[2] Como mujer escritora de este ensayo, hago alusión a la frase que es usada, planeada y pensada por las mujeres, cuando quieren enterrar un secreto que las hace indignas de algún modo.
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