Si hay algo que he aprendido por diversos estímulos (sí, que conductista la palabra), es que no sabemos cuanto podemos herir a alguien a través de nuestros actos o palabras. Nuestro deber y obligación como adultos es justamente borrar esta línea de irracionalidad y prejuicio que contenemos en nuestra mente y por tanto vertimos en nuestra capacidad de comunicar al tratar con gente que tiene más desventajas etarias o emocionales que nosotros.
De verdad sigo teniendo fe en la humanidad... espero que unos años más siga siendo igual. Y espero que quienes se sienten vulnerados o vulneran a los demás y leen esto, sepan que hay alguien que cree en ustedes.
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