13 jul 2014

Caminos.

Hace tantos días que ronda en mi cabeza la idea de escribir aquí, pero ahora que me decidí, estoy con el síndrome de la página en blanco.

Es que por un lado tengo muchas cosas que contar, de todo tipo, y por otro lado, como esas cosas son predominantemente amorosas y ultimamente este blog ha sido más como un pañuelo de lágrimas que un diario de vida, me da no sé qué proyectar una imagen de mi completamente psicótica respecto al tema.

Bueno, partamos por el principio: este jueves me queda el examen del último ramo de la U, que es el pre-proyecto de la tesis. Hoy mientras estaba escuchando a Diego Peralta en vivo me di cuenta de que después del jueves se acaban los ramos de la carrera y estaré a un paso de poder hacer lo que yo quiera y tener mucha más libertad de la que tengo ahora. No es que asocie el concepto de libertad a un tema económico, pero estudiar una carrera de cinco años, significa estar ligada a personas durante esos cinco años, cosa que me provoca sentimientos encontrados. 
El año pasado, me di cuenta mientras conversaba con alguien que ya no es parte de mi vida, que ya no me quería ir a ninguna parte. Comprenderán que ahora que estoy completamente enamorada, menos me quiero ir. Pero por otro lado como esta relación amorosa ha sido tan extraña sentimentalmente, a ratos pienso que lo mejor que podría hacer es irme y que cuando nuevamente me volviera a enamorar -cosa que en mi estado normal pasa a cada cinco minutos-, me daría cuenta de que este amor no sería el definitivo. 

El problema es sacarme de la cabeza que este amor es definitivo, de hecho, mientras más complicado se hace domar a este león, más me doy cuenta de que vale la pena. Lo más simpático de todo, es que mientras escribía "domar" me daba cuenta de que mi actuar es lo más lejano a ese concepto, y no sé si eso es positivo o negativo. Mi ética dice que es positivo, pero mis lágrimas un par de veces por semana me dicen que merezco que me quieran tranquilamente.

Por otro lado, debo decir que o estoy demasiado influenciada por Sex and the city, o mi intuición no me falla, pero a ratos siento que lo avergüenzo y por eso aún no soy parte de su vida. Es muy probable que esté loca, pero veamos, 9 meses, y aún no estoy completamente involucrada... de verdad esto de las relaciones es algo de lo que nunca se termina de aprender. Yo que ya creía que era suficiente con los conocimientos sobre tomarse para la risa cuando los hombres te engrupen, no, no lo era, también hay que aprender que hay hombres que se toman su tiempo... dedicadamente... y quizás por esta personalidad tan escurridiza de leo y esta personalidad tan irreverente e histérica de sagitario... nunca termine por formarlo. Lo que no entiendo es que no sé si es a modo de culpabilidad o a modo de integración y enamoramiento que este hombre me cuenta todas las cosas importantes, cuenta conmigo y me habla de sus pesares y cosas normales, sólo que yo soy como una espectadora de ello. Puede ser también que me vea como una amiga. 

Igual si algo he comprendido, es que las relaciones humanas son de lo más extrañas, y sólo tengo que esperar a que se me pase este temor para darme cuenta de que este hombre vale la pena. O eso espero. 

Quizás todo esto es porque no quiero terminar este camino de la Universidad y comenzar el nuevo camino sola, tal como tomé este camino 4 años y 3/4 atrás cuando decidí tomar mi camino sola. Quizás me cansé. 
Quizás debería decírselo.

Hoy, cuando nos juntamos para ir al café a ver a Diego Peralta, y cada vez que nos tenemos que juntar en algún lugar y yo lo veo una cuadra antes de llegar a su lado, me tirita el corazón como la primera vez, les juro que no ha disminuido ni un poquito ese latido, 9 meses y medio después.

Dios, estoy completamente enamorada, espero que me sepas llevar a donde tengo que ir.

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