22 nov 2010

Pequeños escritos

"Había pasado un año casi. Estaba soñando y recordó cierto momento al cual agregó ciertas partes que lo hacían aún más delicioso. Se vio a si misma muy cerca de él, conversando, hablando de cosas que nunca habría esperado oír de él. Realmente le encantaba, cada momento sentía más y más ganas de hacer algo indecente, pero algo había en la personalidad de él que la mantenía quieta, atenta, domada. Después de todo, tenía sus sueños para agregar las partes que quisiera: lo tomaba de la mano, se lo llevaba a un lugar más solitario,  muy oscuro, donde sólo podían tocarse para tener alguna noción... pero eso tampoco era necesario porque durante esos minutos el magnetismo era tal que ella creía haber brillado a su lado... hasta en algún momento de esa idealista conversación sintió que una de sus amigas los miraba...
Luego de llegar al lugar apropiado, lo miraba a los ojos... no era necesario ningún otro gesto, no era necesario porque ya en su mirada cargaba un incendio que estaba en curso dentro de ella misma... realmente le encantaba sentir ese incendio... se sentía más viva que nunca, cada parte de su cuerpo expresaba a su manera el deseo que tenía de besarlo, y cada parte de su cuerpo también se sometía a quedarse quieta, dejando que el llevara todo... se quedaba contenida, hecha un incendio de ideas abstractas y carnales. 
Finalmente en su sueño lo besaba... y lo besaba mucho más. El sentimiento de quedarse quieta hasta que el se tuvo que ir fue terrible, el nudo en la garganta aún estaba, pero era tan espectacular la vibra contenida de esos minutos que ella aún lo sentía y aún se desesperaba... pero como buena guardiana de sus ganas por la vida, seguía siendo la niña obediente que tenía que ser."



"En medio de la clase, un pájaro perdido entró a la sala y yo lo miré y dije "ooh... que lindo". Un amigo se rió de mi y me preguntó "Vas a escribirlo cierto?" y yo le respondí que sí."

1 comentario:

anuar bolaños dijo...

HALO


El olor de la casa tiene la alquimia de tu piel.
Entre tu cintura y tus caderas
sobresale un ánfora.
Ríes sin que te alcance a oír
y esa alegría debe ser jardín saturado
o mar descompuesto.

Cada amor gozado
es una hazaña irrepetible.

Tu recuerdo es esta luz que no flaquea.



anuar iván.