"-La forma de tu cuerpo ha inspirado, precozmente, a sus pocos años el lenguaje del amor.-filosofó Justiniana, después de referirme el episodio. -Tu belleza lo embelesa, como el cascabel al colibrí. Compadecete de él, Diana Lucrecia. ¿Por qué no jugamos con el niño pastor? Diviertiendolo, también nos divertiremos nosotras."
Elogio de la madrastra, Vargas Llosa, 1988
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