7 jun 2012

Fragmento - Elogio de la Madrastra

Perdoname, corazón... Y, al mismo tiempo, lo besaba en los alborotados cabellos, en la frente, en las mejillas, sintiendo en los labios la sal de sus lágrimas. Cuando la boca del niño buscaba la suya, no se la negó. Entrecerrando los ojos se dejo besar y le devolvió el beso. Luego de un momento, envalentonados, los labios del niño insistieron y empujaron yentonces ella abrió los suyos y dejo que una nerviosa viborilla, torpe y asustada al principio, luego audaz, visitara su boca y la recorriera, saltando de un lado a otro por sus encías y sus dientes, y tampoco retiró la mano que, de pronto, sintió en uno de sus pechos.
Elogio de la madrastra, Vargas Llosa, 1988

No hay comentarios: